Capítulo 32 – El mal surge en la oscuridad (4)
Madrugada.
Las recepcionistas del ayuntamiento ya estaban trabajando, a pesar de que era temprano.
“¿Para qué venir tan temprano?”
Rosa murmuró con voz soñolienta, como si aún no se hubiera despertado del todo.
Las mañanas de los mercenarios solían ser tardías.

